Trump duplica aranceles a importaciones de acero y aluminio. ¿Qué implica esto?

Desde la medianoche de este miércoles, los aranceles estadounidenses sobre las importaciones de acero y aluminio se han duplicado al 50%. Esta medida, aplaudida por la golpeada industria siderúrgica de EE. UU., ha encendido las alarmas en sectores clave que dependen de estos metales, desde la automotriz hasta la de fabricantes de latas.

Este incremento forma parte de la estrategia comercial del presidente Donald Trump, quien ha impulsado una serie de aranceles desde febrero. Para él y su base política, los aranceles al acero son especialmente simbólicos, representando el resurgimiento de una industria manufacturera estadounidense que alguna vez fue pilar fundamental del país.

Impacto en el Consumidor y el Empleo: Una Incertidumbre Creciente

Aunque el aumento de los aranceles podría no golpear de inmediato el bolsillo del consumidor, los expertos advierten que un incremento de precios en proyectos de construcción, concesionarios de automóviles y electrodomésticos es prácticamente inevitable. Si bien estos aranceles buscan proteger empleos en la industria siderúrgica, podrían, paradójicamente, perjudicar el empleo en industrias de mayor envergadura.

La administración Trump defiende la medida como crucial para la seguridad nacional y económica. Kush Desai, portavoz de la Casa Blanca, afirmó a CNN que la producción nacional de acero y aluminio es "imperativa para nuestra base industrial de defensa", y que la administración está comprometida con la "relocalización de la manufactura".

La Industria Siderúrgica Celebra, Otros Expresan Preocupación

El Instituto Americano del Hierro y el Acero (AISI), una asociación comercial del sector, ha respaldado la decisión. Lourenco Gonçalves, CEO de Cleveland Cliffs y presidente de AISI, destacó que "seguimos consumiendo más acero del que producimos en Estados Unidos". Según Gonçalves, el aumento del 50% en los aranceles solo elevaría el costo de fabricación de un automóvil en unos $300 dólares, una cifra que considera mínima frente al costo total del vehículo.

No obstante, la Asociación del Aluminio ha manifestado su inquietud. Temen que un arancel tan amplio perjudique a la industria al cortar el suministro de aluminio en bruto proveniente de Canadá, del cual dependen muchas plantas de acabado en Estados Unidos. Estas plantas, precisamente, concentran la mayoría de los empleos en la industria del aluminio.

Los fabricantes de latas también han expresado su preocupación, advirtiendo que el incremento de precios podría repercutir incluso en los estantes de los supermercados. El Instituto de Fabricantes de Latas señaló que importan casi el 80% del acero de laminación de estaño, y el aumento de los aranceles "aumentará aún más el costo de los productos enlatados", como alimentos y bebidas.

El Debate sobre los Efectos Reales: ¿Más Pérdidas que Ganancias?

Expertos como Larry Summers, exdirector del Consejo Económico Nacional durante la administración Obama, han calificado la política como "sumamente perjudicial". Summers argumenta que hay "al menos 50 veces más trabajadores en industrias que utilizan acero, como la automovilística, que en la industria siderúrgica", lo que podría llevar a una destrucción neta de empleos manufactureros y un alza en los precios al consumidor.

Los precios spot del acero ya habían aumentado un 20% o más desde la implementación de los aranceles originales del 25% en marzo, según Philip Gibbs, analista de acero de KeyBank. El propio Gibbs señala que las empresas "no se avergüenzan de pedir aumentos de precios" cuando tienen la oportunidad.

Si bien las industrias del acero y el aluminio se han beneficiado de los aranceles previos, estudios sobre los aranceles de 2018 sugieren que por cada empleo salvado en el sector siderúrgico, se perdieron 75 empleos en otras industrias debido al aumento de los costos. Además, no está claro si estos nuevos aranceles realmente impulsarán la producción nacional, ya que algunos productores estadounidenses, como Cleveland Cliffs, no tienen planes de reiniciar la fabricación de ciertos tipos de acero, incluso con el arancel del 50%.

La situación también podría llevar a algunos fabricantes a buscar alternativas. El CEO de Coca-Cola, James Quincey, ya había mencionado la posibilidad de envasar más productos en plástico y vidrio para evitar los mayores costos del aluminio. La Asociación del Aluminio, por su parte, busca una exención para las importaciones canadienses, abogando por un enfoque que reserve los aranceles elevados para actores deshonestos y proteja a socios consolidados.

Fuente: CNN en Español

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