Invertirá Heineken 2,750 millones de dólares en México hasta 2028

La cervecera holandesa Heineken ha puesto el ojo en el sureste mexicano con un anuncio que promete sacudir la economía local: una inversión de 2,750 millones de dólares en México de aquí a 2028. Esta inyección de capital, que el director ejecutivo de la empresa, Oriol Bonaclocha, calificó como una "visión enfocada en crecimiento, innovación y sustentabilidad", se centrará en la construcción de una nueva planta en Kanasín, Yucatán.

La noticia, compartida durante la conferencia de prensa matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, no es menor. Se estima que la nueva instalación generará más de 3,000 empleos entre directos e indirectos, y su objetivo principal es abastecer de manera más eficiente y sustentable a toda la península de Yucatán. Además, Bonaclocha destacó un punto importante: la empresa llevó a cabo una consulta indígena, algo inédito en el sector, lo que, según él, marca el inicio de un camino correcto de vinculación con la comunidad y proveedores locales.

Sin embargo, el entusiasmo por esta multimillonaria inversión se mezcla con una preocupación creciente. Diversos especialistas han encendido las alarmas sobre la disponibilidad de agua potable en Yucatán. El estado enfrenta un riesgo inminente debido al desmedido crecimiento de proyectos inmobiliarios en Mérida y otros municipios. Las proyecciones no son alentadoras: se estima que la disponibilidad de agua podría reducirse drásticamente en los próximos años, pasando de más de 5,000 millones de metros cúbicos a solo 2,000 millones. Esto, sin duda, podría poner en grave riesgo el suministro para la población.

Mientras tanto, la presidenta Sheinbaum celebra esta inversión como una muestra clara de la confianza en México, justo en un momento en que el país negocia tensiones comerciales con Estados Unidos y busca ventajas competitivas frente a otros destinos de inversión. Con un máximo histórico en inversión extranjera directa (IED) en 2024, México sigue atrayendo capital, pero la pregunta clave es si la infraestructura y los recursos naturales de Yucatán podrán soportar el peso de este tipo de proyectos a gran escala.

La llegada de Heineken es una gran noticia para el empleo y el desarrollo económico de Yucatán. Pero, ¿cómo se garantizará la sustentabilidad de esta inversión si el recurso hídrico, vital para la vida y la industria, se encuentra bajo una amenaza tan seria?

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